Contigo he llegado a ciertas conclusiones y se me ha hecho fácil comprender qué quiero, cuándo lo quiero y cómo lo quiero, no he tenido que luchar mucho con mis pensamientos y mucho menos tener que emprender el viaje desde «Lo que no quiero» para dar con lo que si necesito en mi vida.
A veces me pongo bruto, con eso de tener que respirar profundo, bajarle doscientos a lo que siento y relajarme, porque tú eres así, todo lo quieres con calma, con lentitud, sin apuros –y yo todo lo contrario, sintiendo que el mundo se nos acaba y el tiempo se nos termina-, pero tú… Tú no le tienes miedo a que se nos acabe el tiempo, a veces creo que ni siquiera sabes que es el tiempo.
Sin embargo, hay muchísimas cosas positivas que claramente me hacen disfrutar esto de tener-TE, y lo que me atormentaba ya no existe, porque a ti puedo decirte todo, contarte, cantarte y recitarte lo que sea –¿Qué es el miedo a sonar extraño? si contigo nada suena extraño- porque aunque suene descabellado/loco/incomodo/fueradelarealidad tú no te das mala vida por eso.
Por otro lado no puedo apostar por mañanas que desconozco y atardeceres que aún no vemos, mucho menos por lo que pueda pasar, pero si puedo asegurar el «ahora», el «este momento», este instante en el que te miro a los ojos y sé que estoy contigo, y que no existe otro lugar en el que quiera estar en definitiva, sino es aquí.